dilluns, de desembre 22, 2008

Ron con limón

- ¡Ey! yo a ti te conozco.
- ¿Si?
- ¡Sí!
- No creo…
- ¡Te digo que si!
- Bueno, a ver, y ¿de qué?
- ¡Está bien! De nada, pero podría empezar a hacerlo hoy, ¿no?
- ¿Sigues un manual?
- Me llamo Raúl ¿Tú?
- Adivínalo.
- ¿Siempre eres igual de borde?
- A veces soy peor.
- No, imposible.
- Una vez le mordí a uno. Cuatro puntos.
- Caníbal.
- Igual…
- ¿Puedo invitarte a algo?
- ¿Cuándo me preguntas si estudio o trabajo?
- Después de la copa. Capítulo 5º del manual.
- Vale, pero a la copa te invito yo.
- ¿Andrés?
- No, pero casi.
- Jajaja, me gusta el ron con limón.
- Buena elección.

[…]

- ¿Me vas a decir tu nombre?
- No creo.
- Eres tal como imaginaba.
- Soy previsible…
- Eres raro.
- ¿qué te ata aquí?
- La rareza…
- Estás muy mal de la cabeza.
- Me lo suelen decir.
- Está bien, me llamo Andrés, ¿cómo lo sabías?
- Te dije que te conocía.
- ¿De qué?
- Adivínalo.
- Dímelo.
- De otra vida, quizás.
- Lo que yo diga. ¡Locos del mundo a mi!
- No te pases…
- No me conoces, fue azar…
- ¿Tu crees?
- Sí.
- ¿Estás seguro que no soy una entrada en tu agenda que no recuerdas de qué conoces?
- ¿Por quién me tomas?
- ¿Yo? Por nada, tú mismo lo dijiste: eres previsible.
- ¿Pero me conoces?
- ¿Tú qué crees?
- Ya no sé qué pensar…
- No pienses.
- Como si fuera fácil.
- No tienes ninguna obligación de continuar la conversación, si te das la vuelta desapareceré.
- Pero entonces no sabría quién eres.
- Ya lo olvidaste una vez Andrés.
- Pero…
- Sin excusas.
- ¿Adiós?
- Si es lo que has decidido.
- No, pero…
- Decide, pero sin lamentaciones. Hola o adiós, no es tan difícil.
- Lo es para mi.
- No se puede tener todo. Todo es nada.
- Lo sé…
- ¡Actúa!
- No puedo…
- ¡Adiós!
- ¿Pero quién eres?
-Alguien que volverás a olvidar.